6/8/08

Ayudar o no ayudar... esa es la cuestión

Hace ya un par de semanas que no he actualizado el blog, pero no creaís que he estado de brazos cruzados, no señor. Aprovechando que ya esta aquí el veranito, las vacaciones y todo lo demás... pues eso que yo también me he permitido unos dias en off, :) pero no he parado de leer, escuchar
y ver cosas muy interesantes (ya sabeis, yo le doy a todo, a los artículos, libros, revistas... a los podcasts y como no a los documentales :)). Pues bien he aprovechado este parón para desenpolvar los podcasts que tenía marcados para repasar y comentar aquí, en el blog, así que aquí va uno de unas cuantas propuestas que espero hacer para que podais oir este verano, ya sea en la playa o en el monte.

En el episodio 50 del podcast Psychology in every day life: the psych files, resumen un estudio muy interesante titulado "FROM JERUSALEM TO JERICHO”: A study of situational and dispositional variables in helping behavior que fue llevado a cabo por los psicólogos John M. Darley y C. Daniel Batson allá en los 70, y trata sobre la parábola del buen Samaritano. Por si acaso aquí os cito la parábola:


Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?»
Él le d
ijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás». Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo».


El objetivo de este estudio era examinar la influencia que ejercían ciertas variables (la prisa que tenían los sujetos y lo que estaban pensando en esos momentos) en la conducta de ayuda, en otras palabras, y como bien apunta, Dr. Michaell Britt, poner a prueba la veracidad de la parábola del buen samaritano. (Aunque no exactamente, puesto que la parábola no creo yo que se preocupe por el por qué de la ayuda, sino del hecho de ayudar... pero bueno). Para ello, llevaron a cabo un experimento con los alumnos de un seminario de Teologia de Princeton. Estos alumnos fueron divididos en dos condiciones, La condición del discurso del buen Samaritano, y la condición del discurso sobre las vocaciones de los estudiantes, y al mismo tiempo dentro de estas condiciones teníamos tres subgrupos, los de la condición de no prisa, los de la condición de prisa mediana y los de la condición de mucha prisa (3x2). La conducta de ayuda se medía observando la conducta del sujeto frente al "cebo" (frente al actor que se puso tirado en el suelo en situación de necesitar ayuda).

Los resultados de este interesante estudio, mostraron que lo que el sujeto está pensando en el momento de decidir si ayudar o no, no es importante para inferir si la conducta de ayuda dará lugar o no. Los de la condición del buen Samaritano debían de estar pensando en dicha parábola, porque se les dijo que tenían que dar un breve discurso de 10 minutos sobre el tema, pero aún así, no eran significativamente más los alumnos de esta condición que se pararon a ayudar a nuestra "víctima". En cambio, el hecho de tener prisa sí que fue una variable muy importante. Así, como es lógico, los que más ayudaron fueron los que menos prisa tenian (condición no prisa), seguidos de los que tenian una prisa mediana, y finalmente muy pocos de la condición de mucha prisa se pararon a ayudar.

¿Moraleja? Si necesitas ayuda... acude al que menos prisa tenga.



3 comentarios:

  1. Te recomiendo que leas este artículo.

    Greenwald, A. G. (1975). Does the Good Samaritan parable increase helping? A comment on Darley and Batson's no-effect conclusion. Journal of Personality and Social Psychology, 32, 578-583.

    Un saludo.

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  2. Muchas gracias. Intentaré leerlo pronto :)
    por lo que deduzco del abstract y del titulo la conclusión de los autores de que la parabola no afectaba en el hecho de que ayuden no es correcta no?
    Bueno, la metodologia no es mi punto fuerte, pero me encanta, por lo que supongo que le dedicaré una entrada al artículo que me has recomendado. Gracias de nuevo.

    Saludos.

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  3. Greenwald utiliza el artículo para ilustrar acerca del uso de estadística bayesiana. Eso quizá complica un punto su lectura.

    La idea básica es que no refutar la hipótesis nula no es lo mismo que aceptarla. La hipótesis nula es la que incluye el signo de igualdad. En este caso, sería [ayuda pensando en parábola] = [ayuda pensando en otra cosa]. (No es del todo correcto, porque esto implicaría un contraste bidireccional, pero no vamos a ponernos más puristas de la cuenta). Uno, en un experimento, lo que intenta, en general, es machacar esta hipótesis y ver que sí que hay diferencias. Normalmente se encuentran las diferencias y todos felices. El problema viene cuando no se consigue rechazar H0.

    Imagina que tiras una moneda y sale cara. ¿Puedes decir que la moneda está trucada y que no respeta el 50%-50%? ¡Tienes un 100% de caras, muy por encima del 50%!

    Imagino que dirás que no, que con sólo un lanzamiento no se puede saber. Que harían falta más. ¿Y si te digo que con tres lanzamientos todos han sido cara? ¿Ahora dirías que la moneda está trucada? Ten en cuenta que, con una moneda normal, uno de ocho veces que repitieras el lanzar al aire una moneda te saldría este resultado, de todo caras. ¿Cuándo podemos parar de tirar la moneda? Esa es la gracia de la estadística inferencial.

    En el experimento de Darley y Batson dejaron de tirar la moneda, de reclutar participantes en su experimento, antes de tiempo. Si yo te digo que he tirado tres veces una moneda y me han salido tres caras, tú no puedes afirmar con un riesgo mínimo que la moneda está trucada. Pero que tú digas no sé si la moneda está trucada no hace que mi moneda sea legal. En la misma medida, que Darley y Batson no puedan decir que había diferencias entre los que pensaban en la parábola y los que no hace que no hubiera diferencias en realidad. Si uno mira los datos, tiene toda la pinta del mundo de que el problema es que fijaron una n demasiado baja.

    Saludos.

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Muchas gracias por sus aportaciones.

 
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